Las ostras se entierran con la lengua

“Van por la vida, como llevadas en andas por una procesión de ojos, de cabezas de pescado que ven, lo menos posible. Marcharon ya, con tres gotas del inútil fluido vital, a los pechos de agonía que nunca amamantaron lactantes. Y aunque excitados, siempre solos, ya no esperan. Su único alimento es la indiferencia, joven, jugosa, y eternamente encarnada en los dedos, penes, orejas, panzas, senos, sesos, y en todo resquicio de las cálidas sociedades. Es así, que tienen los intestinos repletos de dichos manjares, y están a punto de explotar.

Los músculos, tensos en extremo, duelen al reparo de la mirada ajena, intrigante y fría, pero siempre cercana a los seres, que como ostras, se entierran con la lengua...".