Llueve

La intimidad definiría el más interior de los espacios, el más lleno, el más cerrado. Y se convierte en un reducto, el único espacio en el que nos ocultamos de la mirada de los demás, en el que cada uno es único e invisible desde el exterior de los muros. Esta intimidad creada como interior intenso, como interior propio y marcado desde la propia individualidad, se constituye como espacio privado.

Hipótesis de trabajo: El punto de partida de este proyecto es el diario personal, íntimo; y la investigación en la creación de un lenguaje que nos permita comunicar esa “intimidad” en el espacio escénico.
Al momento de escribir un diario, la cronología del tiempo pierde consistencia y se convierte en un fluido donde flotan trozos de intimidad. No interesa lo anecdótico, las circunstancias que conforman aquel trozo; sino lo que esta detrás. Esa percepción particular, ese estado, esa sensibilidad que le da valor a determinados momentos y sensaciones del día. Estos momentos cobran sentido en el contexto de la persona, en su mapa. La intención es que los intérpretes caminen pisando sobre los pedazos que flotan.
La teatralidad, el lenguaje coreográfico y el espacio escenográfico son concebidos en función de crear un ámbito donde rasgos de lo cotidiano; conviven con imágenes de lo surreal, de lo subjetivo.
lo irreal y lo real, generan un tejido donde lo que se revela es aquello que sucede detrás de la realidad, de lo aparente. Esa ranura por donde se filtra el carácter que nos vuelve universales: el diario intimo, la basura, las huellas, las cicatrices.
Todo termina entrelazándose. Todo debe ser leído, el lugar vacío también.
Hay una intención testimonial que se traduce en palabras dichas, escritas, mapas y registros en el cuerpo propio y ajeno.
Para indagar en este terreno se han leído diarios personales de personajes como: Nijinsky, Kafka, Marguerite Duras, Kurt Cobain, Emil Cioran; asi como también historias de vida y registros fotográficos extraídos de las pasadas inundaciones en la provincia de Santa Fe.
También han servido de inspiración postales de Egon Shiele, por su clima de puertas adentro y oscuridad de los retratos femeninos que propone este artista plástico.