Una presencia Protectora

(Neuquén)

Lo que la artista propone es elegir a cinco personas, por medio de una invitación abierta, para tatuarles un símbolo que diseña en función de una entrevista individual para cada uno en particular. La obra queda impresa en la piel y así el cuerpo se pone en juego y el otro se pregunta sobre su propia existencia.