La Gotera

Solapada detrás de una situación absurda y cotidiana, la violencia de género tan lamentablemente vigente en estos y otros tiempos, aparece como una siniestra alegoría. La historia comienza con una serie de situaciones que bien podría hacernos pensar en una comedia de enredos con escenas realmente desopilantes y conforme va transcurriendo la trama, sale a la luz el encubrimiento de un trasfondo mucho más complejo, dramático y hasta posible. De pronto lo gracioso comienza a mutar y lo que nos pudo convocar a la risa nos conduce a la reflexión sobre la sordidez de una relación patológica y enfermiza, en la que existe una víctima y un victimario; un psicópata y su "presa". La soledad es el factor común que une a los dos personajes, la diferencia está en el modo de llevarla y hacerle frente: el uno mediante la manipulación no exenta de violencia, y la otra por efecto de ciertos miedos y la particular valoracion que hace de sus propias chances de vida.

Sinopsis > La señora, unos días antes de realizar el festejo de su nuevo cumpleaños, nota que en su baño ha aparecido una gotera. Llama a un plomero con el fin de solucionar el problema y poder preparar la fiesta en su casa. Lo que comienza como una casual relación de trabajo pronto se transformará en un vínculo turbio, perverso y sumamente peligroso.

"Leí La Gotera hace años y recuerdo que me atrapó desde el primer instante. Pero éste año, cuando los estupendos actores Betty Badal y Mauro Altschuler me convocaron para dirigirla, descubrí una historia mucho más rica y llena de matices Es una obra que desde el humor convoca a reflexionar sobre la perversidad y el sometimiento. En esta ocasión el escenario vestirá su alma de cicatrices en forma de goteras, de grietas que necesitarán risas y reflexión para curarse, y otorgarles a la Señora y a Sergio el beneficio de la compañía, o mejor dicho, el beneficio de una soledad mal. muy mal acompañada" comenta Gina Piccirilli

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