Serenata para un país sin serenos

COMPANYIA HONGARESA DE TEATRE

En una lujosa estancia transcurre el funeral del presidente de un equipo de fútbol que fue asesinado. Allí, su segunda esposa y el hijo de su primer matrimonio recibirán la visita de distintas personas relacionadas con el difunto, quienes vienen a despedirse y, a su manera, honrar o ajustar cuentas. Para ese encuentro, los autores de la obra propusieron una nueva forma de diálogo entre la palabra y la música del chelo que, inspirada en los textos de Zarzoso y Cunillé, funciona como voz de las réplicas del resto de los personajes. Mediante este procedimiento escénico poco frecuente en el teatro, que hace “hablar” a la música, la puesta propone un salto creativo al vacío. Pero lejos de arriesgar expresividad, el resultado es de una riqueza insospechada: allí donde la palabra parece no llegar, aparece la emoción diáfana que expresa la música. Y en aquellos aspectos en que la música encuentra escollos expresivos, la palabra y la poesía son capaces de ahondar en la complejidad de los personajes. Resolver esta alquimia en pos de la intensidad, la tensión dramática y la capacidad de emoción, supone el enorme reto al que se enfrentó la compañía.

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