El Pecado gitano

El amor, sentimiento de la más pura esencia humana lucha por nacer aún en la adversidad.

Una triste gitana deberá decidir entre su origen, sus raíces, el amor de su gente

y llevar el infamante estigma de haber traicionado su herencia, pecar por amor.

La historia transcurre en los arrabales porteños, en el empedrado, en el conventillo, en un Buenos Aires de principios del siglo XX.

El hambre, las guerras crean una corriente inmigratoria proveniente de Europa que tiene como destino las tranquilas aguas del Río de La Plata. Todo tipo de culturas confluyen, conviven, se diferencian y asemejan.

Las migraciones internas, del campo a la ciudad, crean un nuevo grupo, una nueva cultura: el tango. El malevo, el compadrito, el compadrón, aparece tímido, de a poco, en los suburbios porteños.

En este panorama, los gitanos se hacen ver.

Ese grupo castigado y juzgado por todos, resentido con la autoridad y quienes no lo respetan.

Su música y su baile florecen y destacan entre los demás y es éste, el flamenco, el que influye enormemente en nuestra cultura, principalmente en el tango.

Entre ambos estilos musicales existe mutua influencia y algunas semejanzas

en sus características musicales. Incluso, hay quienes dicen que el tango es uno de los estilos básicos del flamenco.

El amor, sentimiento de la más pura esencia humana lucha por nacer aún en la adversidad. Una triste gitana deberá decidir entre su origen, sus raíces, el amor de su gente y llevar el infamante estigma de haber traicionado su herencia, pecar por amor.

Un viaje hacia la alteridad de encontrarse en y con el otro, para ser, para que su esencia más íntima salga a la luz.

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