Tristán e Isolda

Han muerto otras veces, vendrán a morir una vez más. Llegarán cada cual con su agonía y, aunque intentarán evitarlo, volverán a nacer de recuerdos y morir en despedidas. Sangrarán su amor en las tazas de café, y beberán de ellas como si fuera normal. Pero no es normal, tanta sangre no es normal. Tanta pasión, no es normal. Es terrible. Es maravilloso.

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