Lo exquisito de encontrarnos cada tanto

Blanquita es artista y tiene un hijo al que le hubiera gustado ver convertirse en artista también. Blanquita es viuda desde hace ya varios años. Por alguna razón no logró trascender este duelo y sigue prendada a la imagen de su marido. Blanquita fue criada por una madre un poco prejuiciosa y controladora de la que tampoco pudo superar la pérdida física ni los tabúes aprendidos. Blanquita piensa en su hijo todo el tiempo pero parece ser que su hijo ha hecho todo lo posible para no seguir sus pasos. O eso es lo que ella cree. El hijo de Blanquita piensa mucho en su madre, mientras trata de encontrarse a sí mismo y a una mujer con quien compartir su vida

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