Limbese

Bonarda y Malbec son dos personajes estrafalarios dominados por la dantesca ley del "contrapasso" que impone Tannat, que condena al culpable a un castigo que es lo opuesto al daño que causaron. O sea que tanto Malbec como Bonarda -por semejanza o por oposición- deberán responder a esa característica que se registra en sus cuerpos por falta o exceso de movimiento y en su habilidad con el lenguaje. Ante la presencia de Tannat con su inexorable metrónomo, Malbec se va deshumanizando, va perdiendo el habla, se desintegra. Bonarda, en cambio, a fuerza de hacerse preguntas, va a lograr conectarse con la vida y salir de ese espacio metafísico.