Sade, divino marqués

En escena. Listo a iniciar un nuevo ritual sexual el divino Marqués en plena realización de sus instintos: perverso y vital, seductor y victimario.

En su absoluta soledad se desliza desde sus miserias y torturante pensamiento, hacia la perversidad, la ferocidad y el sexo como vía de expresión de impulsos violentos, irreprimibles.