Fruncidos nacimos, fruncidos morimos

Andrés tiene la posibilidad de instalar una sucursal de su empresa en Canadá. Para eso debe mudarse junto a Gertrudis y sus dos hijos durante un tiempo. En su casa del country recibe la visita del embajador de Canadá y su esposa, que vienen a constatar si cumplen ciertos requisitos morales para ser representativos de una ejemplar familia argentina. Los enredos surgen cuando encomiendan al secretario de Andrés (Fiorito) hacer desaparecer a sus vergonzantes hijos de la vista del honorable matrimonio canadiense. Una mucama sorda y la charlatana madrina, complican la situación.
La puesta intenta mostrar al espectador, mediante una comedia divertidísima, con un humor ácido y directo; los prejuicios, la discriminación, la hipocresía, la ambición, la violencia y muchas otras particularidades de nuestra sociedad.

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