Niños en Tinieblas

La escritura de Niños en tinieblas es un homenaje al Juego de Robin y Marión, pastoral escénica escrita por Adam de la Halle, a fines del siglo XIII. Alvarez Castillo da un tratamiento original a la sustancia de este juego, sin perder del tema que se parodia la frescura y el dinamismo en la acción. Aparecen las características propias de la farsa -risa, astucia, malentendidos- vigentes en esta creativa intertextualidad. En un escenario de niños se manifiestan los principales hilos conductores de El juego de Robin y Marión, gracias a una atractiva naturalidad.
En la singular obra del trovador, poeta y músico francés, en varios pasajes los actores interpretaban sus parlamentos cantando, lo que hizo que esa pieza fuera considerada la primera ópera cómica profana registrada en la historia de la música y de la literatura francesa. Algo semejante sucede en esta obra que hoy se edita por primera vez. Los actores ofician de gentiles cantantes en más de una escena.

Niños en tinieblas cumple con la intención de acercar al público y lector juvenil una obra homenaje que, además de hacerlo disfrutar en su lectura, lo ayuda a comprender la tradición, y sirve de vehículo para la enseñanza y el aprendizaje. Con los textos musicalizables y el movimiento de los actores que toman más de un rol, gracias al juego del teatro dentro del teatro, se posibilita la combinación de distintos lenguajes.
Un acto nos alcanzan para disfrutar, enojarnos y reírnos junto a hombres y mujeres, niñas y niños, de ayer y de hoy. Actualmente, al leer o ver teatro, en ocasiones no tomamos en cuenta el desarrollo de la dramaturgia que presenciamos y disfrutamos. Esta comedia de enredos, como la define su autor, es una oportunidad para que ambas experiencias vayan juntas. (Fernando Pedró)

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