Dónde el sol

Campo, pampa y sembrados. Atravesado por las vías del tren y delimitado por una ruta que mira hacia la capital, un pueblo se siente lejos.

Un pueblo de calles desiertas y jardines perfectos, allí la aparente calma con la que se impone el horario de la siesta agobia. En ese bloque de tiempo sin movimiento, donde todo parece estar dormido, un grupo de niños da inicio a su ritual.