Un tranvía llamado deseo

Blanche DuBois llega cargada de viejas plumas e historias de pasado aristócrata a la casa de su hermana Stella, un sucucho que habita con Stanley Kowalski, un tipo tan rudo y grosero como atractivo y sexual. Él no esconde su simpleza ni puede ocultar la tensión que nace apenas mirarla, una tensión que crecerá mientras empuja a Blanche a la locura. Esa es la historia de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, un clásico del siglo XX que Alfredo Castro dirigió el año pasado y que ahora regresa.
Deseo, sexualidad, negación y locura son algunos de los grandes temas que plantea la obra de 1947, ganadora del Pulitzer. La versión y adaptación realizada por Alfredo Castro, Roberto Contador y Simón Rivera se centra en los cuatro personajes principales: Blanche (Amparo Noguera), Stanley (Marcelo Alonso), Stella (Paloma Moreno) y Harold (Álvaro Morales). Quitando roles secundarios, limpiando referencias temporales y espaciales, Castro monta la obra con citas a distintas épocas y estilos teatrales.

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