El hombre de la flor en la boca

Dos hombres conversan en la noche. El uno, un hombre común, el otro un poeta, un artista, un condenado que sabe que va a morir.
Al modo de Don Quijote y Sancho confrontan la tosca realidad del parroquiano sencillo y la metáfora elevada y algo delirante del hombre de la flor y como en la célebre novela de Cervantes uno sospecha que ambos constituyen esa rareza, esa extraña polaridad de nuestra inquietante condición humana.