El perro del hortelano

Un hombre anda por las habitaciones de las damas de palacio y la señora de éste, Diana, Condesa de Belflor, mostrando ya un rasgo inquietante de su carácter, más que asustarse, sale a cazarlo. Se le escapa, pero una rigurosa inquisición le revelará el asunto. Se trata de Teodoro, su secretario, en amores con Marcela, criada y prima pobre de la Condesa. Marcela describe tan bien las cualidades de Teodoro, y las delicias del sentimiento que comparten, que enciende en el alma de Diana la llama de los celos y la envidia, con tal violencia que nada volverá a ser como antes. Ella se convierte en "el perro del hortelano": no dejará comer a sus sirvientes del árbol del cariño, pero tampoco podrá hacerlo ella, primero, por su conciencia de ser quién es; luego, porque el mundo que la contiene tampoco está dispuesto a permitírselo.
Un cómico más que fiel e ingenioso, pretendientes inescrupulosos, criados excitados, ebrios rufianes y otro conde de corte y sentimientos peculiares orquestarán los cambios de fortuna que quizá hagan posible lo imposible.

1 Histórico de funciones