¡Canta para mi!

Un actor y un poderoso se sientan a la misma mesa y comparten una íntima y exclusiva cena. El paisaje hedónico se puebla de palabras y acción. El mecanismo implacable de la tragedia se pone en marcha y, entonces, también aparece el silencio, enorme, frío e infinito. El silencio que surge cuando se asesinan las palabras...