La fiesta de cumpleaños

Stanley es un pianista de vagos éxitos que vive, como único inquilino, en una casa de huéspedes. Los dueños de la morada, un matrimonio de ancianos, lo cuidan y atienden con esmero, en especial la señora quien profesa por él un afecto maternal y a la vez erótico. Dos seres misteriosos llegan y alquilan la única habitación disponible. Buscan a alguien ¿A Stanley? Cuando escuchan que la señora de la casa está empeñada en festejar un cumpleaños, no tardan en sumarse a la propuesta; que ese día no sea el cumpleaños de Stanley no impedirá que se lo festejen. El pasado de Stanley asoma: un crimen latente e incierto, la (no) culpa, el exilio. Todos interrogantes sin respuesta.

Una de las tantas creaciones de Harold Pinter con la que se adelantó a un registro escénico que aún hoy domina el imaginario del nuevo milenio: el teatro de la amenaza. En ésta obra todo está a la vista pero nada es revelado, como en un sueño cuyo sentido sabemos pero no conseguimos descifrar. El suspenso es el color ineludible de la propuesta, ante la pluma poco convencional de este gran autor. Puesto el acento en esas apariencias incongruentes, irrazonables, ilógicas; parece que nos dijera: "los seres humanos estamos perdidos, hemos renunciado a la religión, a las raíces metafísicas y transcendentes"

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