Pequeño Detalle

continúa con su tarea mucho más tiempo de lo pactado, la invasión se hace asfixiante y toma dimensiones de irrealidad.
Esta reconocible anécdota le sirve a Pavlovsky para hacer hablar a sus personajes sobre la pasión, la creación y el sentido de la vida.
En esta segunda versión de la obra, los actores al intentar reconstruirla, son tomados por los personajes y sus conflictos.
"Pequeño Detalle" es el delgado límite entre realidad e irrealidad.

Dice Eduardo Pavlovsky en relación a la obra: "Pequeño Detalle" se configuró a través de una circunstancia de la vida real: una vez contratamos con mi mujer un pintor, y quedamos en que se iba a quedar cinco días pero se entusiasmó con su trabajo y prefirió quedarse más tiempo pero sin cobrarnos más, al décimo día Susana y yo fantaseábamos con asesinarlo, su presencia nos agobiaba, nos resultaba asfixiante, él no se iba, pensábamos cómo eliminarlo pero era muy buena persona, quería realizar su trabajo de la mejor manera, terminamos echándolo al duodécimo día sin que él sospechara jamás que nos estaba enloqueciendo con su presencia.

Dice Elvira Onetto en relación a la puesta en escena: Veo en "Pequeño Detalle" muchos temas reunidos bajo esta anécdota que sirve a Pavlovsky como disparador de la obra, él utiliza este lugar común y reconocible para hacer hablar a los personajes sobre diversos y trascendentales temas como el sinsentido de la vida, la necesidad de una mística para sobrevivir a la angustia que produce este sinsentido, la subjetividad que todo lo afecta y la creación como antídoto a la devastadora cotidianeidad que también es generadora de preguntas sobre la inspiración, como aquella que concluye la obra: "cómo hacer para transmitir a la obra la emoción que la inspira" ?

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