Salón de fiestas

Deseo, erotismo, hedonismo, invitados a una fiesta en un salón. ¿Qué están festejando? Pop, papel picado. Neurosis, narcisos, noche. Emborracharse y ser como niños otra vez, bueno, no del todo. Ahora está también esta necesidad urgente de tener a otro cuerpo entre los brazos. O de comunicarme a toda costa con algún otro invitado (¿a quién elegiré?), contarle la historia silenciosa que llevo dentro, ofrecerle todo mi cuerpo, arrojarme a él, a él. Estrellarme otra vez, tal vez. El miedo de no saber qué va a pasar cuando la fiesta termine. O de saberlo muy bien y aun así, tratar de sumar mi energía a esta música festiva, tratar de festejar no importa qué, celebrarlo todo, celebrar porque sí, porque aprendí, porque ahora nos vamos a divertir y queremos dedicarnos a jugar toda la noche (mezclados, enamorados, alegres, excitados, asustados, vulnerables) delante y detrás de nuestras máscaras.

Nominada a MEJOR VESTUARIO (Federico Brú y Lucio Giagnorio) en los Premios Teatro del Mundo 2015.

Seleccionada Escena 70 - Mercado de Artes Escénicas de Buenos Aires 2014

Seleccionada 4º Mercado de las Artes Escénicas y de la Müsica de Argentina 2015

Hizo dos temporadas en el Abasto Social Club (2014-2015) y después se mudó a El Método Kairós (2015)

Hizo funciones en Córdoba Capital, Teatro El Cuenco (2015).

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DESTACADOS DE LA PRENSA:

Dijo Revista Ñ (Clarín):

"Tan humorística como dramática, la obra aborda los temas del hedonismo y la muerte con un estilo radicalmente contemporáneo"

Dijo Revista BA Inspiration:

"Grandes cuestiones sobre el deseo, la nostalgia, la alegría, rebotando como pelotitas de colores contra las paredes del teatro" - Paula Alvarado

Dijo A Sala Llena:

"Emiliano Pastor genera exitosamente una metáfora sobre la vida, el teatro y la fiesta como erotismo y pulsión de muerte". -Martín Chiavarino

"Las excelentes actuaciones de Lucila Brea, Paula Castagnetti, Joel Drut, Matías Pellegrini Sánchez y Raúl vega encarnan la fiesta como don de vida y como exceso y voluptuosidad que se desvanece en la noche." - Martín Chiavarino

Dijo Noé Jitrik (novelista, ensayista y crítico):

"Disruptiva, en cierto modo antiteatral, casi como una burla al teatro si el teatro es una "representación" de un conflicto o algo semejante; más bien es como un vuelco en el que esa idea, la que acabo de formular, es también expresada, de manera que no digo nada nuevo pero más interesante es lo del "vuelco", que creo entender en dos sentidos: uno estético: dadaísmo, balbuceo, grito, movimiento corporal exagerado; el otro psicoanalítico: salida al exterior de un presunto inconsciente, figuras contenidas que brotan como pueden, como un gran lisérgico y, por lo tanto, mezcla, tanto de discursos (o frases) como de pulsiones, besuqueos, el toquecito homo, indispensable en esta época, hasta el regalito al público, como expresión de un deseo de comunicación o de provocación.
Supongo que habría más para decir: quizás no sea una propuesta que yo pudiera formular -y que no formulo- pero que me interesó porque quiero saber qué está pasando por la cabeza de gente que, sin duda, tiene pasión. Eso es fantástico. También es el secreto de Buenos aires." -
Noé Jitrik

Dijo Revista El Bondi:

"La obra logra que el público pase por mucha emociones, desde la risa, hasta el nudo en la garganta cuando la angustia de algunos personajes traspasa la cuarta pared y toca directo en lo más íntimo." - Fernanda Miguel

Dijo The Argentina Independent:

"Sublimely entertaining. The play combines a surreal structure with vibrant, chaotic action". - Zachary Volkert

Dijo Enzo Maqueira (novelista):

Otra gran obra del teatro under porteño. Muy buenas actuaciones, excelente dramaturgia, gran laburo para la puesta. Vayan a flashear un rato. - Enzo Maqueira

Dijo El Pez Digital:

"La obra se pregunta por los verosímiles del teatro, por la fabricación de las experiencias, por el fin de las historias, en suma por los límites de la práctica del teatro después del proclamado “fin del teatro. [...] Una de las técnicas más logradas es aquella que cruza la inestabilidad kafkiana del yo, con el culto a la evocación y al recuerdo sensible de cuño proustiano. La retorica de la miniatura funciona como un rasgo sobresaliente. La fragmentariedad de las escenas, que desconciertan al espectador y que lo obligan a familiarizarse con la pérdida, en tanto que sólo se puede seguir una de las cinco acciones simultáneas que acontecen sobre el escenario. Del mismo modo, el objeto como evocador del recuerdo o la técnica de la representación del teatro dentro del teatro configuran esa adopción por la parte que también se vuelve, al menos esa es una interpretación posible, en una poética de la pérdida, de la crisis de lo total. En un tiempo que alude al fin de los grandes relatos, a la crisis de las épicas y de la fe en posibilidad de construir una red de afectividades, Salón de fiestas se sobrepone a la tópica del snobismo imperante y se apropia del hedonismo cool de los tiempos que corren para tomarlo enteramente en su potencialidad y hacerlo estallar. La obra de Pastor no renuncia ni niega la emocionalidad, sino que elige deliberadamente extremarla, alimentarla para luego hacerla desbarrancar. En el instante final, ante una visión de inminencia el espectador experimenta un retorno, una restauración, ni sarcástica ni irónica, del amor." - Juan Pablo Canala

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