Hablar o morir

Tres casos de interlocutor bloqueado: uno habla, el otro nunca responde. El que habla se expone.
Hay algo intransferible de la experiencia, imposible de comunicar. La verbalización es una cárcel que jamás puede dar plena cuenta de ese algo. Al mismo tiempo hay una necesidad de expresión desesperada, una necesidad de llegar al otro.
La no respuesta de ese otro estimula aún más al hablante, en un viaje de la formalidad a la visceralidad.