Los que no se nombran

Ivy Walker, una ciega hecha monja, enamorada de Lucius Hunt, descubre la mentira y el miedo, cuando se ve enfrentada al peligro de las criaturas que circundan Covington, un sórdido sanatorio en la mitad de la nada, del cual está prohibido salir.

El nombre de la obra "Los que no se nombran", hace referencia literal a las criaturas que circundan los bosques alrededor de Covington, el lugar de desarrollo central de la trama, las cuales no permiten la salida de los habitantes de la aldea; Además, representa simbólicamente a los olvidados, los destinos de aquellos innombrables, que no merecen recuerdo, parias de una sociedad a la que es más fácil olvidar que aceptar, entender y perdonar. Los que no se nombran, son quienes hemos preferido ocultar, enfermos, criminales y demás que se pudren en cloacas de miedo.

La felicidad está en Covington. El infierno también.

Dualidad de "felicidad" y angustia que se vive en Covington, ante la condición antinatural de encierro y opresión, en la que viven y la ironía que representa para Ivy, personaje principal, un antes y después de como ella, ve su hogar.

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