Nuestra divina comedia

La visión sobre el montaje de “Nuestra divina Comedia” conceptualiza como punto esencial la adaptación temática de la monumental obra del Dante, a la realidad humana y expresiva del grupo de actores y actrices que conforman el elenco del Teatro Altosf para la realización de esta obra.

· Se toma como base el tránsito por los 3 círculos cardinales de la descripción literaria: A) EL INFIERNO, B) EL PURGATORIO y C) EL PARAÍSO. De acuerdo con la investigación determinada por los factores efectuales de la lectura y su resonancia orgánica en los cuerpos actorales, sumado a la manifestación interpretativa propia y colectiva, se fue concluyendo -como debía esperarse- en un lenguaje teatral original, inédito.

· La lectura de este lenguaje dramático ha ido mostrando en su desarrollo las pautas concretas del discurso escénico: características visuales, rítmicas y temporales de cada círculo, así como los impactos emocionales y significantes de las imágenes apropiadas que debían seleccionarse.

A) EL INFIERNO:

Infierno, territorio de la inconsciencia, el descuido, dominado por vértigo de afanes, de pretensiones. Ejecutando todo aquello que nos aleja de nosotros mismos arrastrándonos al dolor y el sufrimiento por haber desoído la voz de nuestro ser. De allí la tortura, el padecimiento, la vivencia de condena a una vida que no es dichosa, sino carga de repeticiones, de ciclos inacabables, donde volvemos a reincidir en los mismos errores, en constantes caídas y distracciones.

Quizás, la muerte interior sea la posible salida del infierno propio. El fin de la historia y sus ambiciones, de satisfacción de los deseos como única forma de felicidad, de cualquier tipo de prácticas creando engañosos modelos de vida.

La vista del montaje para el círculo del INFIERNO, mostrará una masa indiferenciada de almas debatiéndose en pasiones, juegos de poder y crueldades ejercidas sobre los demás. El clima no podrá ser otro que un padecimiento sin tregua, del sufrimiento desconsolado por aquél doloroso martirio de todos los que habitan en tierra de las sombras sin luz.

B) EL PURGATORIO:

El purgatorio es círculo de exhumación donde se liberan cargas para conseguir limpieza interior. Las consecuencias son: reconocimiento de errores, arrepentimientos, emancipación del cuerpo y sus pesos, conciencia corporal del espíritu. A diferencia del infierno donde es difícil identificar individualidades, aquí todo sucede personalmente: hombre o mujer frente a Dios, solos los dos. Los otros serán almas de compañía para favorecer el coraje de hacerlo, para ayudarlos a enfrentarse bajo la luz del Señor y pedir su perdón.

Llegan ciegos y sordos, como se encontraban padeciendo condenados en el círculo del infierno. Pero la misericordia de Dios concederá a cada alma entrar al círculo del Purgatorio, obteniendo la gracia de cancelar errores siempre y cuando cada uno los reconozca con sinceridad ante su mirada. Deberán presentarse ante Él con verdad, arrepentimiento de corazón, limpieza de pensamiento, purificación del cuerpo y libertad de espíritu. Dios está ahora con ellos, escuchándolos con amor, sin castigos, dándole a cada uno la oportunidad de redención.

C) EL PARAÍSO:

Los acreditados de esta manera ante Dios en el Purgatorio, tendrán su lugar en el Paraíso, en el Edén reconquistado que jamás volverá a perderse, porque la pérdida del Paraíso ha sido necesaria para volver a él. Aquella manzana del conocimiento, interna a los seres en la oscuridad, obligándolos a buscar angustiosamente la luz. Allí, en el reino de las sombras estará la oportunidad de comenzar a descubrir la sabiduría de Dios, su magnífico amor y misericordia. Entonces vivirán esa muerte interior, llevándolos a retornar al Jardín que se disfrutaba inconscientemente y del cual fueron expulsados para reconquistarse ahora en consciencia y comprensión.

Los que habiéndolo merecido por su largo camino atravesando el dolor del Infierno y el arrepentimiento del Purgatorio, allí quedarán porque ya saben reconocer el canto de sirena de las mil y una promesas ilusorias. Y sus vidas servirán de testimonio para quienes quieran volver al principio y vivir junto al Creador.

El tratamiento expresivo de actores y actrices en el círculo del Paraíso tendrá en cuenta el descubrimiento de la inocencia en un espacio inédito, desconocido, el cual recorrerán con absoluta noción de cada paso, del mínimo gesto, haciendo del silencio un resumen de todas las palabras. El aliento vivirá en ellos como gracia de vida y plenitud.

Juan Carlos De Petre
Codirector junto a Luz De Petre
de “Nuestra Divina Comedia”

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