Un pedacito de vuelo

Una niña (Lía), la cual es muy curiosa e investiga todo a su camino, jugando con su imaginación convierte junto con su amigo Darío el banco de la plaza en un baúl, juegan a que Darío es el propietario de dicho baúl. En esa plaza se encuentra la cuidadora (Abelarda), a la cual no le gusta el desorden, y quiere que nadie use su plaza , ella es una persona muy gruñona. Lía y Darío sacan varios objetos de este baúl mágico y con cada uno ellos arman mediante juegos diferentes situaciones, como ir al fondo del mar, al espacio. pero siempre Abelarda les arruinará los juegos convirtiéndose en cada historia en el personaje malo. Hasta que estos niños, cansados del mal humor de la cuidadora deciden irse. Abelarda los extraña y sale en su búsqueda, pero no los encuentra y queda desolada pero el interés de Lía y Darío de explicarle a Abelarda que se puede jugar siendo adulto y sin dejar de ser responsable, que no vale la pena ser "enojona" y que no solo lo material es importante.
Mediante juegos y bailes Un pedacito de vuelo tiene todos los ingredientes que una obra infantil puede tener, no solo en lo lúdico sino también en lo educativo, sin caer en la estructura de la enseñanza.

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