El amor y la tarantula

Italia, en 1939 está por entrar en guerra. Leonarda, una mujer que desde su cocina y como labor cotidiana, entre tortas y confituras, transforma su casa en un reino de amor. Es la madre del único hijo que nació vivo de los doce que gestó, la amiga de quienes desean algo mejor, la que entra en charlas sin importancia y confesiones embarazosas, busca lo imposible con la forma del sacrificio. Ella es la que elige el exorcismo como medio para proteger a su hijo de la muerte.

La metáfora, parte de una historia verdadera, aquella de Leonarda Cianciulli, de Corregio, Italia, que terminó su vida en un manicomio criminal, primer caso judicial después de la guerra. Esto constituye el elemento fundamental de la puesta en escena. A través de un delicado juego de comedia negra, nos lleva de la violencia cotidiana hasta la guerra y sus consecuencias.

El espectáculo tiene magia, música, poesía, olor a pueblo de provincia, un poco de feminismo, antifeminismo y como fondo, el fascismo… como un cuadro de Brueghel, la humanidad se mueve como un ballet de hormigas al borde de un precipicio.

Sin crueldad no hay fiesta, aún en la pena siempre hay algo de festivo

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