El rey se muere

Berenguer, rey de un país en descomposición y a punto de desaparecer, se enfrenta a su propia muerte. Lo rodean la reina Margarita, su primera esposa, y la reina María, actual consorte, el médico de la corte y Julieta, la criada.
Con un marco surrealista y onírico, el rey protagoniza las diversas reacciones que tiene el ser humano cuando la muerte golpea su puerta.

Transita los recuerdos de un pasado lleno de holgura y derroche, de placeres y despilfarros que desembocó, de forma dramática e inevitable, en el decadente desmoronamiento del reino y de sus integrantes fruto de la desidia, el desinterés, el desmedido edonismo...

Mientras el monarca –o lo que va quedando de él- se debate sumido en un inconmensurable ego, con su final, se despliegan las luchas por el poder pasado, actual y sucesorio, protagonizadas por María, Margarita y por el médico subordinado a la antigua reina.

Julieta, en su simplicidad, es el único personaje que conecta por momentos al rey con la realidad y Margarita, quien lo ama a pesar de su resentimiento de desplazada, es la única que puede ayudar a Berenguer a traspasar dignamente y con la necesaria dosis de desapego, la puerta que va de la vida a la muerte.
“A lo largo de la obra el rey Berenguer pasa de la rebeldía a la aceptación, y de la inquietud a la impotencia, mientras se prepara para una batalla perdida, ya que su muerte está escrita al final de la obra, por lo que no queda más que un tremendo dolor por la propia desaparición”.
El Rey se muere es una pieza "casi" absurda, que en su alegoría recorre la omnipotencia del género humano, sustentada en el poder, la hipocresía, y el desamor y devela con crudeza la única verdad que todo ser viviente lleva consigo: el último paso, su último aliento sobre esta tierra, en fin, su muerte.

“Igual que vinimos a este mundo, así también lo hemos de dejar. Y para eso ¿quién está preparado?”

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