Donde te despiertan los gallos al amanecer

Volver, cuando nunca terminaste de irte y siempre estuviste pendiente del regreso pero sabiendo que nunca ibas a regresar.

Qué pasa cuando se deja el pueblo y por una peripecia del destino no se vuelve o no se vuelve del modo planeado alguna vez. ¿Qué pasa con ese plan? ¿Se cambia por otro, simplemente? ¿Se cambia un cielo estrellado por el vaho carismático de la ciudad atestada de luces? ¿Se cambia el canto de los pájaros por una orquesta de bocinas, motores y sirenas?

Donde te despiertan los gallos al amanecer es una ventana a ese pueblo, un regreso a ese pueblo al que se ha pertenecido, a la gente, a las costumbres, al modo de hablar, a la familia, a los muertos, a la ley, a los amores a los recuerdos que se materializan hasta en el aire. Ese pueblo que no se puede dejar porque se es parte de eso Al cual, sin saberlo, algo nos empuja a volver Y a donde no pretendemos regresar. Es una vuelta a ese lugar, una vuelta que hará explosionar cualquier lugar al cual volver ¿A dónde volver?

Un lugar donde el canto de los grillos es el sonido de las estrellas al titilar y donde los gallos cantan una metáfora imposible para la muerte.

Jorgelina Espil

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