Queríamos tanto a Laura

Laura acarrea un leve defecto físico que desencadena su comportamiento a través del tiempo y que la hace sentir "monstruosa" ante el mundo.

La imagen de "monstruo" que Laura tiene de si misma (como uno de los unicornios de su colección de cristal) se replica y se reconoce en todos los demás personajes: En su madre, luchando por sacar a sus hijos de ese estado de sopor, que la convierten en un modelo de madre que no encaja con la idea que ella se había trazado; En su hermano, sintiendo que su vida pasa sin lograr hacer y ser lo que realmente quiere para el; Y en el candidato matrimonial, que a pesar de su aparente progreso, sus sueños y las condiciones que poseía en su juventud se han opacado con el tiempo.

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