Las memorias de Blanch

Una comedia negra entorno al teatro y la muerte

Eva Blanch, una directora del teatro alternativo, muere. Pero todavía tiene una obra por terminar, la pieza de su vida. Y ahora tiene una dirección clara: un concurso de dramaturgia post- mortem en el que se anotó.

En esta instancia entre la vida y la muerte, escribe su obra, mientras sobrevive con un trabajo temporal: coordina una oficina que recibe a los nuevos muertos.

Al frente de la "Organización Disfuncional Orgánica" recibe a Camila, una actriz de la tele. Y también a Clara, un viejo amor del teatro.

"Las memorias de Blanch", escrita y dirigida por Sebastián Kirszner, es una obra combinatoria, entre el mundo del teatro, y el mundo de la muerte. Del primero se abren distintas hipótesis: el de la dirección teatral, el de la actuación en sus distintos soportes, el del ensayo. Del mundo de la muerte una sola hipótesis: la búsqueda de lenguaje, y la posibilidad de aparición de un mundo singular.

Sobre la obra

"Las memorias de Blanch" es una obra que se ha desarrollado a lo largo de varios años, desde que comencé con la dramaturgia original, en el 2009, en el marco de la gripe porcina, hasta la actualidad donde el proceso se resignificó con la aparición del cuerpo actoral, y el ensayo.

Desde la construcción dramatúrgica, partí de una imagen disparadora: "Personas que tienen que firmar papeles luego de morir. Una oficina del estado, donde se hacen tramites, y hay que esperar, hasta que la gente que lo quiso a uno en vida, haga su duelo".

Es una obra dividida en escenas, pero que busca la ruptura temporal desde el relato, el juego con el paso del tiempo.

La búsqueda de puesta partió de un espacio multifuncional. Objetos que hacen de oficina por momentos, y de elementos del cementerio por otro. Una lápida que por momentos es lápida, y por otros oficina móvil. Un banco que por momentos es el que podría verse en un cementerio, pero que esconde una expendedora de números para formar la fila.

Siguiendo la línea que propone la dramaturgia, se busca desde la puesta en escena, combinar elementos: Una mujer parlante que emite comunicados, Una directora de teatro que lleva un vestuario que podría ser el de una empleada del gobierno, pero que se la pasa dirigiendo, por momentos la oficina, por momentos teatro, etc.

Se busca desde la propuesta, un salto poético de la dramaturgia, la búsqueda de una singularidad poética. el armado de un dispositivo autónomo de lenguaje. Corporización que busca poetizar las palabras, constituirlas, y hacerlas propias.

Como premisa, se trata de no anclarse a modos "realistas" de habitar el espacio. Cada personaje desarrolla un comportamiento que le es único. Signos que conviven en armonía, y son de ruptura para el punto de vista del público.

Se juega también con la interlocución con el público, incorporándolo como un personaje más: "si no me miran, yo no existo".

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