El sigilo

Es un espectáculo que rescata momentos de una época pasada. El Grupo trabajó durante ocho meses en el montaje y con los textos, que intencionalmente no son autores de teatro. Un intento de reflotar la vida de fines de los 60 y principios de los 70, mostrando la impronta tan particular de los bares de Rosario de aquella época. Se tomaron, como temática, ciertas cuestiones acerca de lo que se hablaba y cómo se vivía en esa noche sólo habitada por hombres. Sólo se hablaba de billares, de caballos, de naipes y de dados. Quizás un dato importante sea que ninguno conocía detalles de la vida del otro. Sólo importaba lo que pasaba ahí, un submundo en el que lo exterior no existía. Lo importante es que en esos lugares había códigos. Una mirada, un gesto, un sutil movimiento del sombrero o de la mano, bastaba para entender el mensaje, había un acuerdo tácito entre todos. Cada uno de los parroquianos tenía un lugar dentro de ese ámbito, y eso no se discutía. Todo eso se repetía como un ritual: un lugar de hombres, donde se hablaba muy poco, era todo muy gestual, muy cerrado. De allí que el espectáculo se llama El sigilo”.
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