Attenti piatti

Hace tiempo, Juan Sasiaín descubrió que narrar historias es darle cuerpo a la herencia que le dejaron sus abuelas. El artista narra sus propios cuentos a un público entre dormido y enceguecido por tanta realidad cotidiana y costumbre.

Retazos observados de la vida se transforman rápidamente en imágenes ficcionales, en cuentos. Jugando al juego que más le gusta: el del mentiroso que cuenta fábulas inventadas para decir cierta verdad. El arte de narrar historias, preguntándose y preguntándole a la vida: "¿Por qué soy? ¿Cómo soy? ¿Cómo sigue?"

En montaje sutil, los cuentos se van hilvanando unos con otros. Se entrelazan con apariciones intertextuales, como si estuvieran vivos, flotando en el aire. Citándose unos a otros. La unidad de la obra está dada por el estilo simple de la narración mítica, originaria. Por la figura del narrador, por la sucesión encadenada de cuentos y las referencias entre relatos que interconectan como parte de un mismo universo.

Abre, entrelaza, desenreda y cierra la obra, la historia de las abuelas del narrador. Las sabias ancianas que dejaron a su nieto como herencia, su legado más preciado: la memoria. El arte de narrar como herramienta para ganarle al olvido. Para entender a través de las historias, de qué se trata esto de vivir y de morir. Y de soñar.

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