La Mulánima

Cuenta la mitología guaraní que la Mulánima, también conocida con el nombre de Alma-mula, es un fantasma de mujer que por sus pecados contra el pudor es condenada y convertida en mula. Con esta forma galopa por los campos a toda velocidad haciendo un ruido metálico estruendoso como si arrastrara cadenas, echando fuego por la boca, los ollares y los ojos y matando a la gente a dentelladas o a patadas. Se la ve sólo de noche y su apariencia es la de una mula envuelta en llamas. Algunas personas dicen que el Alma-mula es el Diablo mismo. La aparición de este temible ser en los sueños de Olinda es el hecho que hilvana las situaciones que se van sucediendo entre los personajes, muchas de las cuales pueden ser a la vez espejo para el espectador. Rocío y Ana viven escenas no demasiado alejadas de la que cualquier par de hermanas puede experimentar cada día. ¿Qué pasa cuando las cosas no son lo que parecen? ¿Cuando la sonrisa se transforma en lágrima? Estela y Olinda son dos empleadas paraguayas que se ven envueltas en el asesinato del novio de una de ellas. El remordimiento se enfrenta al temor y al futuro incierto. Finalmente, una madre -artista de antaño venida a menos- reclama el reconocimiento de su hija, reconocida vedette. Los celos y el abandono se hacen eco de momentos que las llevarán a librar una última batalla. Mientras, la Mulánima se presiente en el ambiente. Los extremos se unen. El drama es tan intenso que se convierte en risa. Y estos personajes viven momentos profundos y desgarradores, convirtiendo todo en lo que no parecía y sin embargo, fue.
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