Disertaciones sobre un charco

Que la ficción preste estructuras de orden a la realidad desastrosa de hoy, sobre este terruño a la deriva. Tal sería, si pudiera decírnosla, la intención que Martirio Lampeduza encontraría en la lectura de Disertaciones sobre un charco. Pero si pudiéramos hablar de la historia que nos cuenta Disertaciones sobre un charco, diríamos que es la de una pequeña derrota más. Un grupo de terroristas ideológicos -jóvenes editores de una revista religiosa- deciden cambiar el sentido de una sentencia divina. Tenían un plan: solo querían llamar la atención. Después inventan todo para conservar el empleo. Pero realmente iniciaron una revolución. Son parte del estallido. Fundaron el pensamiento disolvente de uno de esos personajes entrañables que son perfectos porque nunca tuvieron el mal gusto de existir. Fundaron la visión filosófica, poética y mística de Martirio Lampeduza. Martirio Lampeduza tuvo una visión, nos cuentan nuestros anti héroes, una visión apocalíptica. Y esta no es otra que la descripción del gesto terminal de nuestra especie. El país -nuestro país-, según anuncia Martirio Lampeduza, exhibe señales de implacable extinción. Avanzamos hacia la desaparición. Nos hundimos, insensible, trágica e inevitablemente en un charco de indiferencia. Pero esto es apenas el comienzo, bien podemos preguntarle a Martirio ¿Tan largo me lo fiáis? Y desternillarnos de risa. Bien podemos hacerlo y dejar que el agua que avanza, se deslice poco a poco de nuestros talones al muslo. Si tuviéramos que explicar el prodigio, el invisible charco que nos devora, bastaría con que lanzáramos: Eso no existe, es obra de un sueño.

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