El Nombre

María, la protagonista, relata su paso por las casas donde trabajó en las que las "señoras" sistemáticamente le cambian el nombre.
En un monólogo donde la importancia está en lo que no dice el personaje, la autora muestra como la negación de la identidad de una persona se convierte en una forma de violencia hacia ella y cuya consecuencia es la pérdida de sus derechos, de sus necesidades, de su vida propia convirtiéndola en una metáfora del "oprimido" Es entonces cuando se produce un secuestro de personalidad. Otra forma de tortura, de anulación ejercida por quien tiene el poder sobre quien no lo tiene.

Producción del grupo estable: "Mascaro"