Narciso

¿La felicidad radica en alcanzar lo que deseamos?
En tiempos de vértigo, de falta de concreción en los compromisos, llega Narciso, ópera rock. Una obra musical basada en el mito griego, que refleja hoy la historia de personajes que no pueden amar, y que sumidos en un vacío de desencuentros pugnan por encontrar respuestas a su insatisfacción, y su desconsuelo.
Ésta es una historia actual, no la de aquel que se miraba a sí mismo, si no la de quien mirando a los demás no podrá alcanzarlos nunca. Ni abrazarlos, por miedo, por inseguridad, y por no haber sido amado desde su origen.
Te podrás ver reflejado.

Palabras de los autores:

NARCISO, nuestra obra, está gestada desde la admiración al mito griego que nos llegó a través de Ovidio en su METAMORFOSIS, entre otros autores, que le dieron su mirada, que lo resemantizaron y lo hicieron propio. De eso se trata, en nuestro caso, también. Nos hemos apropiado del mito, e indagamos en su frecuencia romántica y en el devenir psicológico de un joven, y su entorno, que se ve afectado por la soledad que determina su incapacidad de amar. Narciso ha sido abandonado de niño por Galatea. Se crió en un ámbito portuario, con el mar como cuna y como bandera; creció siendo un joven pescador, encantador por sus formas, por su voz, y su presencia.
Liris es la hija del hombre más poderoso en el lugar, Dymas. Ella agoniza por el deseo que siente por Narciso, y él la considera, la desea también, pero siente, que a pesar de conmoverse con su belleza y su fragilidad hay algo que le impide amarla.
Su amigo Aminias, su compañero y cómplice, tiene predilección, de entre todos, por Narciso. Desde su simpleza, lo aconseja, y le revela que habrá de casarse con Cirene, una mujer muy segura de sí misma, pintora inspiradísima, a la que Narciso buscará para conquistar, como consecuencia del terror que le causa el que su Aminias, por amarla, lo abandone. Teniéndola a ella, los tendrá a los dos.
La boda se lleva a cabo a pesar de la desazón de Cirene, que finalmente cede atraída por Narciso, la noche previa a la ceremonia. Por otro lado, Galatea, la madre del protagonista, enloqueció de dolor, y ha vagado, borracha y pedida, por las mismas arenas que su hijo pisa a diario, sin saber, o sin querer ver que todo el tiempo ha estado cerca de él. Como también, cerca de Dymas, el que fuera el amor de su vida, veinte años atrás, y quien asimismo la abandonara, a causa de su diferencia de clases. Éste y Narciso, resultan nervaduras de la misma especie, ideogramas del abandono, tanto víctimas como victimarios de él. En nuestra obra, aparece de manera omnipresente el ciego Tiresias, que resulta, de a momentos relator, y tiene la capacidad de llamar la atención de cualquiera, para aconsejar lo mejor para sus caminos, a pesar de saber, de manera preclara, que el destino es incontrolable, y que sus designios inamovibles. Tiresias es irónico, soberbio e impenetrable, como impenetrable es la luz en sus ojos.
El amor es un ente marginal, que como las olas en la costa, acarician las proximidades de nuestros personajes, ostentando su magnificencia, pero sin tocarlos plenamente. Dando cuenta, con este accionar, del profundo vacío que los invade y enferma.
Narciso se abisma a este vacío constantemente, y en él está su perdición. En él está la perdición de todos los que lo acompañan en esta historia de amor, abandono y autorreconocimiento. Hoy, que en nuestro mundo, los pactos, los vínculos y los compromisos agonizan, amenazados por la falta de concreción, NARCISO, ópera rock, llega para reflejar la inconsistencia de las relaciones. Todas ellas, en esta historia, fruto del abandono y la impotencia del amor.

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