Noche de Reyes, o lo que quieras...

William Shakespeare concibió Noche de Reyes como una comedia de enredos, sin embargo su estructura se asemeja a un sueño y en los sueños las convenciones se rompen en mil pedazos. Pero el teatro está hecho de convenciones y Shakespeare lo sabía. Ese es el mayor desafío de llevar a escena una obra que indaga esencialmente en las emociones. Dos mellizos, hombre y mujer, naufragan en Iliria y con ellos el amor y el desamor. Los opuestos que dan sentido a la vida se enfrentan. Y la lucha que se desata será constante, apasionada, cómica, ambigua, brutal. Hay muchas manera de explorar esta comedia, pero sólo una nos aproxima a ella: hacernos cómplices de sus múltiples equívocos, sus burlas, su poesía constante y definitiva. Shakespeare nos propone un juego inocente pero también peligroso: ocultar la identidad bajo un disfraz, pero los disfraces siempre caen y al caer nos revelan lo que mueve a los personajes y a los hombres: la búsqueda desesperada del amor. Presentamos Noche de Reyes porque es una obra para estos tiempos. Reflexiona sobre el amor en un mundo que pareciera carecer de él.
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