Rueda adán en buenosayres con sus azules tapas

Malena Marechal pone en escena textos de Leopoldo Marechal, en una puesta que se nutre del realismo mágico y el teatro físico. Miguel Paludi y Marisa Wiedmer ponen el cuerpo en esta interpretación dramática poética. Una oportunidad para reencontrarse con el carácter eminentemente argentino de Adán Buenosayres.

Ad-Intra: La obra comienza en un espacio, atemporal, virtual, donde Adán contempla su propio entierro de la mano de Tyché, personaje femenino que encarna el (su) destino.

A posteriori Adán despierta una mañana en el barrio de Villa Crespo, en el inicio de una jornada en la que sus ruidosos vecinos dan señales inequívocas de su presencia.

Y mientras nos revela el ecléctico paisaje que lo rodea, nos hace partícipes de su inquietud poética a través de la cual vislumbramos la realidad del desengaño amoroso sufrido en la tertulia de los Amundsen, su viaje a la casa de las vacaciones de su infancia, y el mágico encuentro con Rosas.

Y también la pequeña historia del niño Walter, el que fuera su alumno y el que un día volara sobre Buenos Aires montado a caballo de un real-hipotético Hipogrifo, realizando tres históricas picadas: una sobre la pirámide de Mayo, otra sobre la Catedral y la última en la punta del obelisco.

La obra se cierra con el Ad-extra: Espacio atemporal, virtual, ligado al ad-intra, donde Adán profetiza sobre nuestra ciudad, ciudad de los hermanos y ciudad de hombres inicuos.

En este devenir, Adán, protagonista del drama, encontrará y desencontrará los aleteos de un verbo con el que manifestará estas circunstancias siempre circunscriptas a un Buenos Aires, más luminoso o más oscuro, pero siempre presente, porque es la ciudad en la que reside y a la que ama.

Concepto de la puesta en escena.

Un realismo mágico que transporte al espectador de la realidad de la acción a otras más trascendentes implícitas en ellas, en la cual el texto y su contenido a cargo casi exclusivamente de Adán, sea tan importante como la intervención gestual de Tyché, con su saxo.

Poblar el escenario con elementos mínimos de utilería que a través de la acción escénica y del modo en que son tratados, revelen (no describan) el significado profundo de la acción.

(Así, por ejemplo, el paquete que se desgarra, restos de una ilusión traicionada, o el bastón, representación de la vieja con la que Adán baila el alocado vals de la tertulia.)

La puesta en escena.

La estética del espectáculo parte del realismo mágico y toma sugerencias del teatro físico. La obra se desarrolla como teatro dramático poético con acciones internas y externas de los dos personajes. Así, la coreografía intervendrá como resolución importante de estas acciones y pondrá el acento en la elaboración de partituras gestuales para los actores. Consecuentemente la banda sonora se realizará con música original y efectos incidentales especialmente compuestos. Como el ?Vals? desestructurado de la tertulia, el viaje de Walter sobre el hipogrifo y el tema de Adán (viaje y entierro). Este fondo sonoro rico de por sí, se enriquece aún más por la ejecución del saxo en vivo a cargo de Tyché. Las proyecciones en pantalla aportan color y sugerencia al ámbito escénico. La utilería mayor es mínima y no es reconocible como objetos de uso cotidiano. La luz es otra propuesta central: debe resolver espacios atemporales en el aquí y ahora concreto de la representación. El vestuario, traje para Adán. Operístico para el personaje femenino. Blanco que muta a negro.

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