Otoño del otro lado

Ella ríe bajo la espesa cabellera y dice: no sé realmente por qué me gusta más el otoño que las otras estaciones, creo que es porque en otoño las cosas mueren tan fácilmente.

Clarice Lispector, Revelación de un mundo

Tres mujeres en escena y una pregunta: ¿Qué hay de japonés en cada una de ellas? ¿Puede alguien no japonés ser japonés? ¿Qué es lo más ajeno de uno mismo?

Desde lo biográfico, el lenguaje coreográfico-teatral y plástico, los cuerpos van construyendo un universo bello y desgarrador.

Otoño del otro lado podría ser un recuerdo de infancia o toda la vida de una mujer, el tiempo queda suspendido, desdibujado.

Otoño es las cuatro estaciones, se pregunta por lo que sucede simultáneamente de este lado del mundo y del otro. Las mujeres hablan un mismo idioma y a la vez no, sus diálogos pueden ser monólogos, juegan hasta llegar al borde, se descabellan hasta la violencia. Sus acciones son imprevisibles, transforman lo cotidiano en algo inquietante, latente.

La obra es también la potencia de sus imágenes, convoca al espectador a contemplar y completar los cuadros, a confrontar su sensibilidad con la intimidad y la crudeza del mundo interno de estas tres mujeres.

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