Los hijos se han dormido

Versión de La gaviota de Anton Chejov.

Daniel Veronese vuelve a versionar a Chejov después de dos experiencias que han recorrido festivales internacionales en todo el mundo: Un hombre que se ahoga, versión de Tres hermanas y Espía a una mujer que se mata, versión de Tío Vania.

Esta trilogía se cierra con La gaviota.

“Sólo el plácido acostumbramiento de lo cotidiano, lo banal, lo mínimo, parecen poder echar un velo sobre lo que bulle en profundidad, sobre la confusión y el desorden, el aislamiento y la incomprensión. Sabiduría, educación, humanidad y capacidad de sacrificio son valores casi inexistentes, negados a este grupo actoral campestre de idiosincrasia muy peculiar. Parecen sentir y decidir: es mejor desentenderse y no interferir en el curso de la historia, consumiéndose, destruyéndose…

Una pregunta flota en la obra: ¿se podría intentar evitar ese despojo espiritual y permitir que fluya libremente el alma? Yo todavía tiendo a pensar en la función benéfica y sanitaria -¿por qué no?- de la creación y en la actitud del hombre en esa creación. Obviamente una presentación del problema sin su correspondiente solución.”

Veronese, enero de 2011

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