El Gigante de Amapolas y sus formidables enemigos

La obra es una burla a Juan Manuel de Rosas, gigante ficticio con el nombre de otra flor, y también de los ejércitos unitarios, con los personajes del Capitán Mosquito, el teniente Guitarra y el mayor Mentirola, quienes se retiran sin dar batalla, como lo hiciera Lavalle a las puertas de Buenos Aires.
Abunda en frases graciosas, en situaciones y diálogos que ponen en evidencia el sentido de lo "absurdo".

El autor plantea, en tono sarcástico, la cuestión del miedo que los argentinos solemos tener a los "fantasmas". Nos paralizamos ante lo desconocido porque suponemos que es peligroso, que puede alterar las condiciones de vida que tenemos. Alberdi deja en claro aquí que estos mitos son creaciones habituales de la sociedad. Pero no se detiene ante la formulación del problema. Muestra que es el pueblo quien tiene que hacerse cargo de su propia historia, que es tarea de todos hacer que la libertad sea algo vigente, propio y constante. Sin fantasmas ni gigantes todopoderosos.

La obra fue escrita en el contexto de una situación político social muy particular de nuestro país y tiene un planteo esencial, que aún hoy tiene vigencia en un marco totalmente distinto.

Esta obra ofrecía un desafío y la posibilidad de trabajar con un elenco numeroso por lo que permitió integrar un Elenco Concertado con Actores conocidos del director y actores de otros grupos lo que le dio al proceso de investigación y ensayos una dinámica diferente.

El interesante tratamiento del texto, estructurado en una trama lindante con lo absurdo y a su vez poniendo de manifiesto un "mensaje" muy claro en su ideología. Juan Bautista Alberdi, es un "prócer" que se lo asocia al Derecho, la Filosofía, a la Política pero no al Teatro. Con clara posición ideológica de ésa época, era un unitario. Cabe la pregunta ¿Hoy, superamos la dicotomía: Unitarios y Federales? ¿o seguimos con la misma idea disfrazada de otra cosa?...

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