Paglilacci

"La commedia é finita".En boca del payaso Tonio, encargado de abrir y cerrar la obra del compositor napolitano, la sentencia adquiere las mayores dimensiones a las que puede alcanzar la tragedia. Antes, durante poco más de una hora, de la mano del autor, quien aseguró que la historia responde a hechos reales sucedidos en el sur de Italia, el tono inicial con aires de comedia se había transformado en un drama cuya resolución salpica engaño, venganza y sangre.

En ese lapso, Leoncavallo imprimió un sello que se mantuvo indeleble hasta nuestros días a través de la inmortal Vesti la giubba y Un tel gioco, credetemi, las dos arias de Canio, más el aria de los pájaros de Nedda, y su dúo de amor con Silvio.

Pese a no poder participar del concurso para el que su autor la había compuesto, la obra, estrenada en Milán en mayo de 1892, adquirió en poco tiempo una trascendencia que la mantiene vigente hasta la actualidad. Razón por la cual se presenta como complemento ideal para completar un programa que reúne todos los atributos de un clásico con la posibilidad de acceder a un material que deja la oscuridad de los archivos de la historia, para sumarse al repertorio de un género eterno.

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