Aráoz y la verdad

"Lo que me importa es saber lo que pasó con Perlassi. La verdad. Eso quiero saber. La verdad", dice Aráoz (DIEGO PERETTI), un periodista que decide emprender un viaje hasta O´Connor, un pueblito que se cayó del mapa en los noventa, para encontrar a un tal Perlassi, la única persona que puede develarle el misterio sobre un confuso episodio presenciado en su niñez y que, treinta años después, extrañamente sigue impactando en su vida.
Al llegar al pueblo, Perlassi no aparece por ningún lado; pero Aráoz conoce a Lépori (LUIS BRANDONI), su fiel empleado en la estación de gasolina. Juntos se internarán en una intriga donde se alternará el pasado con el presente e intentarán comprender el sentido de la verdad y, con suerte, redimirse de sus más absolutas derrotas.

Comenta Eduardo Sacheri (autor de la novela sobre la que se basó la exitosísima película “El Secreto de sus Ojos” de Juan José Campanella): “Aráoz padece un infierno peculiar. En general, hay ciertos tics personales que se imponen al momento de escribir: padres amorosos, que tiene que ver con mi propio viejo, con mi propia pérdida, entonces dije: ‘Este padre va a ser distinto’; infancias felices, ‘este pibe no fue feliz’; hombres muy enamorados de mujeres que tarde o temprano le devuelven una mirada, éste no. Que Aráoz estuviera tan privado de todo me servía también para que el ajuste de cuentas fuera más fuerte emocionalmente en el medio del desierto de esa vida. A lo mejor Aráoz es en extremo lo que a mí me pasaría si lo perdiera todo. El viejo Lépori, desde una mayor astucia, no cuenta mucho de sí mismo y no se sabe bien quién es. Lo que decimos y hacemos es lo que nos construye. El ámbito y que tengan todo el tiempo del mundo, que Aráoz pueda esperar a Perlassi y que el viejo Lépori espere que Aráoz se las tome, favorece esa construcción. Lo que les sobra a los dos es tiempo. Escribir ficción es muy catártico. En ese enorme torrente de mentiras uno puede colar sus verdades sin que nadie esté demasiado seguro de cuáles son. No te liberás de tus fantasmas, pero al menos los sacás a ventilar un poco…”

Comenta Gabriela Izcovich (adaptación y dirección): “El pasado nos gobierna. Diseña el camino venidero, buscando a veces una explicación, otras intentando olvidarlo, recuperarlo, o desafiarlo. Un encuentro entre dos hombres que preguntan y responden a tientas, indagando una verdad que justifique o alivie sus actos y su existir. En una atmósfera de intimidad Eduardo Sacheri creó estos encuentros que traspaso con sumo cuidado a una intemperie que tiene en su orilla a una platea. Una intimidad expuesta, lo cual es una contradicción en sí misma. De eso se trata a veces la teatralidad. Un lindo y gratificante desafío”.

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