Sola

Unipersonal de improvisación al estilo de los clásicos.
Este espectáculo tiene su origen en dos fuentes. La primera de Omar Argentino -actor, director y uno de los más importantes improvisadores de América Latina- quien presentó en México y en el extranjero con gran éxito su espectáculo Solo de Impro. Él propone a Pilar Villanueva construir una versión femenina de este unipersonal y de esta forma continuar con una investigación conjunta en el terreno de la Impro: la construcción compleja y estética del lenguaje y la verdad emotiva en la improvisación.

Por otra parte, Sola se nutre de la investigación sobre los estilos en el drama que ha realizado Fernando Martínez Monroy, por lo que se plantea una propuesta que juega con referentes de la literatura y el cine.

Durante poco más de una hora, veremos construirse historias en un espacio vacío y sin más artificios que los recursos de la actriz y la presencia de una percusionista, quien improvisa, a su vez, la música al compás del trabajo de la actriz.

A la manera de la Tragedia griega, Sor Juana, Federico García Lorca, Realismo mágico, Género epistolar, una forma del Cancionero popular o el Cine mexicano de la época de Oro, este espectáculo pretende ofrecer al público una forma distinta de acercarse al universo de autores fundamentales que han marcado el rumbo de las letras, el teatro, y la cultura en general.

La complejidad y belleza que pueda lograrse en el lenguaje improvisado es, al mismo tiempo, fuente natural de un humor fino e inteligente, así como una puerta que nos brinda la posibilidad de indagar en un abanico amplio de espectros tonales, emotivos, que no son comúnmente convocados dentro de los espectáculos de improvisación.

A decir de Omar Argentino, la impro propone un momento divino y trinitario, donde la persona es autora, directora e intérprete a la vez. Suena místico, y tal vez lo sea; pero también es divertido, lúdico y amoral. Para el improvisador el escenario está hecho con el material del que están hechos los sueños. Tragedias, comedias, fábulas, peripecias, cosmos y microcosmos; todo puede entrar en esa nada. Se cuenta con la complicidad del público que sugerirá frases, palabras, situaciones, que se convertirán en las guías de la obra. La impro ofrece el vértigo más puro que se puede ofrecer desde un escenario: vivir y compartir el momento de creación. Las historias que se creen ahora, en el fugitivo ahora quedarán, no volverán, es el sino de la improvisación. La fiesta contiene y supera a la nostalgia; el deseo al miedo. Improvisar implica valentía; improvisar sola, o casi sola, es temeridad.

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