Aquel verano que entendí el amor

“Mi nombre es Valentín Ferrán y en el verano de 1984, un 16 de febrero para ser exactos, intenté celebrar mi cumpleaños y declararle por primera vez a una chica, que la amo. Esta es la historia de mi primer beso. Mi primer desengaño. Es la historia de cómo empecé a crecer. Es la historia de un día en mi vida que marcó los que vendrán. Es la historia de un día en mi vida hace 25 años atrás.” Valentín Ferrán

Sinopsis

En el verano de 1984, Valentín intenta celebrar su cumpleaños número 16 junto a la ayuda de su mejor amigo, “Camilo”. Este último es un niño en todo y se conocen con Valentín desde su niñez. Fanático de “La Guerra de las Galaxias” y bastante atolondrado, intentará junto a Valentín, lograr hacerle gancho con “Mariel”, vecina de ellos y amor idealizado de Valentín.
Pero hay un problema: Camilo se confunde de chica y es “Agustina”, una chica pedante y algo cheta, quien recibe la noticia del amor inesperado de Valentín, su compañero de clase. De este modo, el enredo y la confusión crecen. Y si a esto le faltara algo, es la llegada de “Mariel”, la verdadera dueña del corazón de Valentín, que llega a su vez con su nuevo novio, “Andrés”, un muchacho prepotente y fanfarrón. Ahora Valentín tiene competencia para conquistar el amor de Mariel.
Por su parte, Agustina intenta, por todos los medios, seducir a Valentín. Y Camilo seguirá siendo lo que es… un niño grande.
Pero ¡ojo! Que en la búsqueda de la identidad o la supuesta madurez, no todo es lo que parece…

Esta comedia de amor romántico, no sólo propone reír y llorar, enternecerse y por qué no amar. También habla de la madurez y de lo que acaso eso significa. Habla de un grupo de jóvenes parados en la encrucijada exacta que nos da la vida: la pregunta entre quiénes somos, qué es lo que deberíamos ser, y quiénes realmente queremos ser.

Un detalle no menos anecdótico, es que toda esta historia se desarrolla en un contexto social muy importante, ya que la democracia había llegado a la sociedad, luego de años muy oscuros. Y en los hogares y sus familias, como en los hijos de estas familias, había un espíritu de esperanza, de expectativa, un entusiasmo generalizado. Una sensación de crecimiento, de madurez. A su vez, producto de estos acontecimientos, también hubo una explosión creativa: la moda, la música, las artes todas, se vieron revolucionadas y revitalizadas, para crear la cultura posmodernista de los años venideros.

Sean bienvenidos entonces a sumergirse en esos años y en esos primeros pasos hacia la madurez y el amor. Que no importa en que década suceda, siempre será tan bello y doloroso, como crecer…
¿O acaso alguno de ustedes olvidó lo que era Esa cosita llamada amor?

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