Rodolfo Walsh. La revelación de lo escondido

El escritor frente a la sociedad violenta. Rodolfo Walsh, legítimo. Tal el resumen del significado de la obra teatral unipersonal de Daniel Ritto. Nuestro Rodolfo, el intelectual sensible, con la sola vocación de servir al pueblo que sufre. Y a la vez enfrenta sin disfraces al poder y sus verdugos.
Lo vemos de nuevo, como hace cuatro décadas. Tomando nota de todo lo que le rodea, como un cronista de un diario de la tarde que tiene que llegar a la redacción y escribir, pensar, llevar al taller e indicar al gráfico cónde va el plomo de la página antes de la quinta edición.
Pero su dolor, su perspicacia para descubrir lo que le esconde la sociedad hipócrita. Siempre poniendo el rostro y el cuerpo. Daniel Ritto se mete en su piel y parte desde su coraje a toda prueba frente a las balas de los sicarios. Con su revolvito enfrente a las armas de los que han convertido la Nación en un despiadado monticulo de degradaciones de la perversidad. Rodolfo Walsh con su revolvito y su sosnrisa del sabio de la humildad. Allí, frente al poder de la sinrazón y lo humillante.
Daniel Ritto luego nos va a llevar al Rodolfo Walsh íntimo a través de sus escritos.Y ahí está el pleno valor de esta joya teatral. En sus escritos encontramos al Walsh tal cual era. Sus amores, su dolor ante la partida final de su querida hija Vicki, y frente a ese hombre, esa mujer, donde desnuda el mundo argentino en el cuál le tocó vivir. Lo que más deja en claro Danaiel Ritto es justamente la sensibilidad humana de Rodolfo. Siempre enamorado. Siempre secando las lágrimas de su alrededor. Pero fuerte y irónico con los corruptos. Su estilo, su estilo penetrante y austero.
En el escenario de Daniel Ritto, me volví a encontrar con el amigo que partió tan prono, tal vez ya desolado con la muerte de su hija, pero nunca derrotado. Me lo imagino sonriente en el momento de morir, no lo habían vencido. Su nombre y su ejemplo iba a quedar para siempre. Esa era la misión del intelectual, sí escribir, sí sentirse poeta, pero del lado de los que sufren y no de los que pagan con billetes.
Salí emocionado del teatro. En menos de una hora había vuelto a ver todo lo que nos dejó para siempre el querido amigo Rodolfo. Gracias Ritto por calar tan hondo, por haber descubierto y descripto una figura humana, un ejemplo de generosidad. Un hombre para la historia definitiva.
Una obra que tendría que presentarse en todas los colegios secundarios, en las aulas magnas de las universidades, en los salones barriales de cultura, en las bibliotecas y sindicatos. En los lugares de la memoria. Le pido a Daniel Rirro que después de esta, su profunda obra, nos vaya preparando lo mismo con aquellas figuras para no olvidar, aquel poeta de la generosidad llamado Paco Urondo y aquel Haroldo Conti, el soñador de las islas y del paraíso para todos. La otra Argentina, que existió y que tenemos que luchar para que vuelva a existir.

Osvaldo Bayer

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