El último fuego

Una tragedia abre la pieza: un chico de ocho años muere atropellado por una policía que persigue a un supuesto terrorista.

Un desconocido parece ser el único testigo, mientras que en la voz de un “nosotros” colectivo comienzan a delinearse los acontecimientos.

Las consecuencias que el hecho genera en su entorno más inmediato son el punto de partida de la dramaturga alemana Dea Loher, que exhorta al espectador a deliberar sobre los alcances éticos de lo público y lo privado, la culpa y la responsabilidad en sus dimensiones individual y colectiva.

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