Una plaza llena de hamacas

Ya nada vuelve a ser como antes cuando se asimila el fracaso de los sueños. En “Una plaza llena de hamacas” la miseria, la mezquindad y la resignación encuentran las puertas abiertas en un grupo de jóvenes amigos que rondan entre los 25 y 35 años, integrantes de una generación huérfana de utopías. El espacio del relato se centra en una plaza de barrio donde la amistad que los unió a lo largo de los años, guarda la historia de los sueños que nunca pudieron ser realidad. En este espacio público se pone en juego la disputa que este grupo de amigos establece en la necesidad de sostener un mundo interno cruzado por la invasión a su privacidad. Edgardo Chini, quien en 1998 había dirigido “Una mujer, una celda, una bandera” con buena acogida de la crítica, debuta como dramaturgo –dirige y actúa también- con esta obra en la que de algún modo, el barrio cuenta su historia.
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