Sin voz

Un homenaje a un escritor ausente, poniéndole voz y cuerpo a sus palabras

Una mujer queda viuda. Su marido era escritor y ella es directora de teatro.
Como una forma de homenaje decide llevar a la escena los cuentos y
fragmentos de la novela inconclusa de su marido. Es entonces cuando irrumpe
el humor para poder sobrellevar el dolor.
Una vez más Izcovich nos propone un viaje donde la risa, la nostalgia y el
absurdo, como en la vida misma, van de la mano.

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