Dan tres vueltas y luego se van

Dan tres vueltas y luego se van, escrita por Raúl González Tuñón y Nicolás Olivari en 1933, se estrenó en el teatro “La Máscara” en 1958. Los autores firmaron en la “Declaración” para la edición en libro que la obra sería “representada oportunamente por la compañía del Teatro del Pueblo”. “Somos escritores de libros y volvemos al libro –aclaran–fracasadas nuestras esperanzas de contemplar nuestra obra en un escenario de teatro oficial”. La obra no volvería a encontrase con su público sino hasta el año 2003, con la dirección de Daniel Viola, en el extinto Bar Tuñón.
Los autores fueron, además de escritores y poetas, viajeros. Como a Roberto Arlt, el periodismo les brindó “la oportunidad de viajar” y conocer ciudades de Europa, Estados Unidos, Rusia, etc. Buenos Aires era para ellos un universo (y no una región aislada de la novedad y el progreso): el universo de la modernidad y la experiencia del tránsito callejero. Esto aparece incidentalmente en Dan tres vueltas y luego se van pero está bien
presente en libros como La musa de la mala pata de Olivari o La Calle del Agujero en la Media de González Tuñón. El espacio de socialidad es urbano y el suburbio, a medida que el bienestar material aumenta en el desarrollo (precipitado) de los acontecimientos, va desapareciendo y la acción comienza ceñirse hasta sintetizarse en el ataúd o la morgue.
Los personajes, según indicación de los autores, “visten de una manera arbitraria y realizan un tipo más bien indefinido”. Las marcas espaciales son también abstractas, como el “teatrillo de novedades” o “el Club de Media Noche”.
Nuestra versión de Dan tres vueltas y luego se van se propuso simplificar el gran despliegue de escenarios y personajes que posee el original, con el fin de acentuar un vertiginoso decurso argumental de la obra. Del dramatis personae original tomamos un reparto de cinco actores y dos acróbatas feriantes. Con estos dos grupos de personajes hicimos las combinaciones necesarias para poder contar toda la historia, tanto en sus episodios reales como las “visiones”, “fantasías” o “caprichos”, como una pintura realista contrastada con un cuadro de Goya.
Paradójicamente, nuestra adaptación ha privilegiado del texto original su ritmo dramático. Se consideraron los fragmentos poéticos solamente en cuanto respetan el ritmo de la acción.
Consideramos oportuno modificar ciertos elementos estéticos que nos parecían demasiado atados a una época (que ninguno de nosotros había vivido). Sin duda, la percepción y la estetización que concebimos hoy en día sobre temas como las drogas, el dinero y los afectos difiere de aquélla, concebible en los años en que fue escrita la obra original. Por este motivo, hemos intervenido las escenas entre Edery, Paolus y Dan, modificando y suprimiendo algunos parlamentos, reescribiendo frases, etc. Los temas del original (la avidez por el dinero, los narcóticos, la afectividad quebrada) se adecúan muy bien al registro de la actualidad y su tratamiento concreto ha sido en parte el desafío de la puesta.
En líneas generales hemos simplficado la obra, dándole más potencia al ritmo escénico que a lo literario. La trama amorosa y trágica tanto como la narración de peripecias han sido los rasgos más fuertes que quisimos destacar en esta nueva reposición de Dan tres vueltas y luego se van.

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