Las vacaciones de invierno se han convertido en un bombardeo de propuestas, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Ordenar el mapa se ha tornado un trabajo casi imposible. Mi intención aquí es ampliar un poquito el campo de lo visible. Porque si no se llenan (a veces, injustamente) las mismas obras, simplemente porque hay otras que no son tenidas en cuenta. Claro que es necesario decir que esta guía (de nuevo arbitraria) tiene pensado un lector imprevisible. Al que sabe de teatro para niños no hay que presentarle La Galera, ni Libertablas, ni a Omar Álvarez, etc., pero tal vez algunos estén acercándose por primera vez. Para todos ellos, entonces, con una frase que escuché hoy mismo en un teatro, una niña mira hacia atrás y dice ?Qué poca gente, y qué lástima, la obra es tan linda? bueno, ellos se la pierden.? Este es mi granito de arena para que haya menos niños que piensen o que digan estas cosas.

Lo primero que hay que aclarar es que hay una diversidad increíble de propuestas en todo sentido. Puede parecer un detalle, pero si una superproducción pone en juego actores de casting, fortunas en escenografía, pauta gigantesca ¿le podemos exigir lo mismo que a quienes hacen playback porque no pueden pagar los micrófonos? Mi opinión (firmo con nombre y apellido) es que no. Pero así como sostengo esto, también creo fervientemente que si una obra tiene calidad y belleza tampoco hay que eludirla porque su entrada sea onerosa.

Insisto, como lo hice el año pasado, en que cuando recomiendo obras lo hago por haberlas visto. No realizo una lista de lo que hay, salvo en el caso que se trate de salas o Festivales (como el Festival de Títeres, reenvío acá la nota de Edith Scher), que se ganaron la confianza con propuestas de calidad.

Habrá que decir que armar el rompecabezas es cada vez más complejo, porque las obras no se asocian a lugares, entonces un día están en una sala y otro día en otra (y uno, de paso, piensa, ?qué trabajo el de algunos esforzados artistas?). Esto es importante porque puede ser que yo mencione alguna obra en algún sitio y que también se presente en otro (lo que además suma, nobleza obliga, que los precios de las entradas varíen o, incluso, que en algunos lugares tengan entrada gratuita o a la gorra).

Empecemos por algún lado: para acercarse a la pintura de Berni tenemos dos propuestas, diversas y ricas las dos, y muy diferentes, entre sí. Una es un collage con actores: Pintando a Berni. La otra, Juanito?a la orilla, en La Nube, es una propuesta de títeres verdaderamente especial.

Si pensamos en Hugo Midón, con la siempre maravillosa música de Carlos Gianni, Locos Re-Cuerdos es una puesta fantástica y Objetos maravillosos es otra joyita imperdible.

Si de clásicos se trata, ¿quién querría perderse El gran circo, que volvió para todos aquellos que no tuvieron oportunidad de conocerlo?, (y por supuesto, para todos los que quieran reincidir).

En clásicos también se han convertido otras obras que, por suerte, insisten en la cartelera porteña en un acto de justicia, para que las nuevas generaciones se deleiten con ellas: Un tigre en el gallinero, Circo Fokus Bokus, La flauta mágica (dirigida por Gabriela Marges, para no equivocarse). 

Si a alguno le quedó pendiente la vueltita por La Galera, no debería perderse Los tres chanchitos, Blancanieves, C.Niciento, María Elena? o por el Larreta, donde pueden ver María Elena II, Historias con caricias. La verdad es que todas son disfrutables. 

Para divertirse con las locuras de La Pipetuá, está de vuelta con A la obra! 

En el Maipo se presenta una verdadera maravilla: Tanguito mío?un musical bien guapito. Una de esas propuestas con actores-cantantes deliciosos, una bella historia, y todos los condimentos para el placer de grandes y chicos. 

A veces las salas o instituciones se mandan un salpicón de maravillas, pero hay que organizarse con agenda? Así sucede con Auditorio Amia, en donde se presentará Carkalata, una macana en 4 estaciones (Cía. Ligeros de Equipaje), Popigami (El Bavastel), El árbol de las historias (Libertablas). Si hablamos de la Ciudad Cultural Konex, de nuevo agenda en mano, se puede anotar con entusiasmo: Sanos y salvos (una espectacular obra de Gerardo Hochman), La bomba de tiempo, Magdalena Fleitas y El mundo es mío (lo que no incluyo se queda afuera por dos razones: o no lo vi o porque en términos de recomendaciones, actúo como Bartleby: ?Preferiría no hacerlo?). 

En Garrik, arte y cultura, proponen un verdadero festival (lindísimo encuentro de chicos, con libritos para esperar y un cálido ambiente) del que conozco sólo algunas propuestas: El resorte (música) o, para los más chicos, Un jardín en el desierto. Allí también estará Divertitango (que también se pasea por otros sitios), Mate dulce (Cuerda floja), Hansel y Gretel (Compañía del Revés), que también tiene otro espectáculo que no vi, Dulcinea, al que le tengo fe, por haber visto el que mencioné previamente. 

Si de aventuras se trata, podemos visitar Un antiguo cuento chino. O recurrir a los Cazurros refritos. 

Los pequeños (pero muy) pueden ir a ver Canciones a Upa o Colores primarios (Cía. Zopenca). En Polo Circo se presenta Apalalá (Cía. Duggandanza), también para los más pequeños. 

La Cía. Teatral Tres Gatos Locos, propone una seguidilla de Rojo y una sola función de Un cuento negro, en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECUNHI), donde también estarán David y Goliat (Libertablas), los maravillosos Urraka, música con objetos (para ver y volver a ver y volver a ver) y Falsa escuadra. Claro que a los inigualables Falsa escuadra (Cía. Movimiento Armario) también se los puede ver en el Club de trapecistas, donde conviven amigablemente con El país del espejo

En No Avestruz hay dos payasas sin nariz, mejor dicho, dos cocineras que se las traen: Gertudis y Renata (La Caravana Circo), dispuestas a cocinar un rato divertido. Por suerte el teatro de Palermo programó la histórica Andantes Rodantes, una bella y poética propuesta. 

Buthones, de escaleras y amores y Tengo un dinosaurio en el ropero vuelven a la UpeBe para seguir conquistando espectadores. 

Los chiquitos del jardín, disfrutan con Cantando con Adriana y su ?Cajita de sorpresas?. 

Si de música clásica se trata, La vuelta al mundo en un violín es una maravillosa, divertida y didáctica oportunidad de cruzar conocimiento y placer. 

Por suerte, además, retornaron los de Lalá y redoblaron la apuesta: esta vez volvió al ruedo Lalá canciones y continúan con la preciosa experiencia que presentaron el año pasado, Lalá y el Toque Toque. 

Si se cruzan por Villa Ballester (Lacroze y Puerredón, en la Biblioteca Fray Mocho) ¿Quién me quita lo talado? (De Mandarinas Cía.Teatral) es muy bella (y por ahí acumulo ganas de ver cosas que no puedo nombrar justamente porque no vi). En ese mismo barrio, muy cerquita, está el Centro Cultural Espacios (Witcomb 2623). ¿Todavía no vieron Un ratoncito y la luna, El soldadito de plomo, El niño de arena, Hansel y Gretel? ¿Qué esperan? Eso sí, son títeres muy bellos pero con historias. Aboguemos por rescatar los títeres para los niños un poquito más grandes (un niño de dos años disfrutará de los colores, de los títeres pero no es su destinatario ideal). Propongo campaña para que los chicos no tan pequeños vuelvan a ver títeres. 

Si se van por la zona Sur pueden pasar a ver a Caracachumba a la carta en el Teatro Cervantes de Quilmes. 

No conozco el Espacio Disparate de Lanús (todavía, solo todavía), pero ver la programación me tienta, y el hecho de que propongan Cachito Campeón (El Ñaque) es una buena señal. 

Hay otro lugar, en San Miguel, que sí conozco y se llama La Herrería Teatro, y voy a aprovechar para acabar con un mito. Alguien dice ?En la zona lo mejor para chicos?. ¿Un elogio? No, en absoluto, porque el programa de La Herrería no debe ponerse en vínculo comparativo con ?la zona? sino con todos los sitios en general. Llevan adelante una verdadera política cultural en relación con lo que programan. 

Para cerrar en el ámbito de la CABA, El flautista de Hamelin (que regresa y se instala en otro espacio) es una tentadora invitación. Bom, Bim, Bam, sin duda, es una de las bellísimas sorpresas de la temporada, una verdadera joyita con la que los grandes y los chicos disfrutan, haciendo lecturas distintas. La otra sorpresa es la vuelta de Fulanos. El aniversario de La Arena, da una nueva oportunidad para no perdérsela. 

De nuevo: cierro la nota, pero mañana, pasado y después, seguiré viendo obras de teatro para niños que voy a lamentar no haber visto antes para recomendarlas aquí. Porque verdaderamente hay una cartelera rica en propuestas para disfrutar estas vacaciones de invierno.

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